Capítulo 15   EIFFEL

El mal tiempo en la mar obligaba a arrumbar de nuevo a la ría de Huelva.
Navegaron esta vez más allá de la unión de las coloreadas aguas del río Tinto con las del Odiel en ese cruce de tres aguas presidido por el monumento a la Fe Descubridora
 

 

y al cabo estaban situados al través del muelle embarcadero de la compañía de Río Tinto o Muelle del Tinto como popularmente se le conoce en Huelva, aunque está asentado en pleno río Odiel.
- Es como si la estructura emergiera del fondo, exclamó Trinquete con los ojos fijos en la reliquia arqueológica industrial , como si fuera una escultura de seas modernas de hierro …
 

 

- Pues es una lástima que no lo conocieras en explotación. Eso que
contemplas es un engaño a su pasado; una mutilación aberrante con el resultado final de un bodrio impresentable.
Este muelle era algo totalmente diferente a lo que ves, porque se le ha desprovisto todos sus componentes de madera de pino rojo del Báltico, que eran muchos y le daban su estructura original. Lo que estás viendo es su esqueleto.
 

 Para que sepas; en su lejana construcción de 1874 se adoptó un avanzado sistema de embarque por gravedad pero sobre todo se implantó por primera vez en el mundo un sistema de cimentación sobre plataformas de madera que idearon por la poca consistencia del fondo.
Fue un muelle que se salía de lo habitual porque no sólo era para descargar el mineral de las minas al uso, sino que tenía, en su parte inferior, un muelle de mercancías.
 

  

- ¿Lo hizo Eiffel , no?
- Te refieres a Alexandre Gustave Eiffel , el ingeniero francés?.
- Sí, afirmó seguro Trinquete.
- No comprendo por qué se mantiene ese bulo ; año tras año y generación
tras generación. Lo hicieron los ingenieros británicos George Barclay Bruce y su joven ayudante Thomas Gibson.
- Tú siempre a la contraria, Maestro. Eres capaz hasta de decirme que hasta
la famosa torre de Paris no fue suya …
- Efectivamente Trinquete, la torre no salió de su meollo , tiene su nombre
pero la concibieron los ingenieros de su empresa Nougier y Koechlin que a su vez se habían inspirado en un tal Richard Trevithick al que le había ocurrido la idea 50 años antes.
A Eiffel no le gustó el proyecto hasta que el arquitecto Sauvestre vistió al muñeco poniéndole los pies macizos, los arcos monumentales de las cuatro aristas del primer piso, los miradores acristalados y el airoso bulbo en la cima; es más le gustó tanto que indemnizó a sus colaboradores y registró la patente con su propio nombre e hizo todo lo posible para que sirviera de portada a la Exposición Internacional de París de 1889.
Como siempre te digo, las cosas no siempre son como parecen.
- ¡Joder!
- Pero no te creas; Eiffel sí tiene que ver con la náutica.
- ¿En qué?
- Primero te voy a contar el porqué.
¿Sabes algo de la estafa del canal de Panamá?
- Que fue el mayor escándalo financiero del siglo XIX
- Pues ahí arranca nuestra historia.
En 1888, Eiffel era un triunfal profesional que subscribió un contrato con el constructor del canal de Suez para diseñar y construir las compuertas del futuro canal de Panamá por lo que tendría enormes beneficios y se uniría a la gigantesca compañía constructora que se estaba formando a base de subvenciones estatales, acciones, suscripciones públicas de 500 francos y hasta una lotería creada ex profeso para financiar esas futuras obras.
 

  

Tal mal administrada estaba la enorme compañía que a pesar de los dineros empleados las obras no conseguían avanzar y el novedoso tipo de esclusa diseñado por Eiffel tampoco funcionaba correctamente.
Al final el dinero sólo servía para sobornar a los periodistas para que ocultaran el desastre y darles la mordida a los políticos para obtener apoyos. Esta situación no pudo mantenerse mucho tiempo y la compañía cayó en bancarrota arruinando a sus suscriptores y dejando las obras a la mitad.
- Pero fue al final norteamericano.
- Ya se sabe a rio revuelto… por 10 millones de dólares, Panamá otorgó a
Estados Unidos la autoridad plena y perpetua sobre las obras abandonadas y a una franja de 16 kilómetros de ancho a lo largo del canal.
Pero sigamos; 100 políticos 4 jueces y numerosas personalidades públicas, entre ellas Eiffel, estaban involucrados en esa monumental corrupción de mil millones de francos.
Él salió libre de cargos del juicio porque se demostró que le habían metido cuarto y mitad, pero el ingeniero totalmente abatido por el fracaso de su diseño y el duro golpe dado a su honor renunció a su carrera.
Jamás trabajó de ingeniero en el futuro y dedicó el resto de su vida a la investigación.
Y ahora viene lo nuestro; se dedicó a la aerodinámica y a diseñar una serie de perfiles para utilizarlas en la construcción de las alas de los incipientes aeroplanos elaborando los diagramas ahora conocidos como polares.
Para ello inventó un túnel de viento de chorro abierto ,que ahora se conoce como tubo Eiffel ,que instaló a los pies de su torre y más tarde, en Auteuil, otro mayor de referencia mundial y que todavía se utiliza.
 

De sus experiencias se han deducido una serie de de principios que todavía se enseñan en las escuelas técnicas.
- Pero era para las alas de los aviones
- Es que la vela de nuestro barco se comporta como el ala de un aeroplano; en la cara del lado donde da el viento se produce una presión pero en la contraria se forma una depresión; un efecto de succión demostrando que ese efecto de la succión es más importante incluso que la presión del viento.
- O sea que contra más alargada sea la vela, más rendimiento tiene.
 

  

- ¡Exacto! Pero sorprendentemente nadie en esa época lo puso en práctica para la náutica
Tuvo que venir el gran maestro Manfred Curry en los 70 y que aplicando esos principios Eiffel llegó a decir muy chulo : "Dadme el peor barco de la flota y , aún así, os ganaré por más de 10 esloras" y no era un farol.
- Ahora me explico lo de la tecnología en la Copa de América.
- Efectivamente, la que hace falta para la puesta en práctica de estos principios elementales .
Un alargamiento grande requiere un palo de mucha guinda, que será frágil y pesado; con un peso a bordo de ese tipo se eleva el centro de gravedad del conjunto, afectando a la curva de estabilidad y obligando a recurrir a la estabilidad de peso y para deducir el abatimiento es preciso instalar una superficie correctora como una quilla u orza de deriva con los consiguientes problemas de diseño, construcción y aumento de calado… en fin que esto ya es otro tema.
- Entonces, maestro, puedo decir que las formas de las velas de nuestro Thalassa las diseñó Eiffel?
- No, no me seas tan exaltado, Trinquete. Lo que sí puedes decir es que las formas de esas velas se comportan hidrodinámicamente con las bases que Eiffel reveló.
- ¡Quién lo diría!
Ante la proa del barco se alzaban ahora los puentes que cruzan el Odiel por donde los onubenses van a sus playas.
A estribor las instalaciones de los astilleros con las gradas  vacías ; tristes por el cierre de su industria naval debido a la crisis y a la incompetencia y a su babor los decrépitos restos del otrora esplendoroso muelle cargadero de mineral de Tharsis : el doliente anuncio de una muerte que pide su rehabilitación día tras día.
- Y ese, dijo Trinquete señalándolo con un movimiento de cabeza.
- Ese, como dices, tiene a sus espaldas una gran historia.
- ¿Me la vas a contar?
-  No,  Ahora no es el momento. Estas aguas emanan pesadumbre y desconsuelo.
Volvamos a puerto.