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Cursos Yacht 041022

Capítulo 17   TOCAR LAS ROCAS


El Thalassa estaba fondeado a unas  5 millas de la costa, en el waypoint que nuestro vecino de pantalán, pescador donde los haya,  había revelado tras una larga sobremesa con varios Jacks Daniels.
- Os digo, decía con una voz titubeante resultado de la suma de alcoholes
que llevaba dentro, que si no pescáis alguna corvina ahí es porque no habréis echado el aparejo…
Pero…  ¡¡Chissss!!  , añadió con su titubeante dedo índice extendido sobre los labios, es un secreto entre nosotros - y dijo al fin contrayendo el rostro - no se os ocurra decírselo a nadie, digo a nadie. Recorrió con sus ojos vidriosos la cabina y ablandando el semblante se derrumbó en la dinette.
Botalón no era muy aficionado a la pesca; lo había sido pero lo había ido dejando poco a poco pero eso sí ,mientras navegaba solía echar, cuando se acordaba, un curricán por la popa por si acaso.
Fondearon en el sitio secreto sin muchas esperanzas y largaron dos aparejos, uno por cada banda, formados por unos pertrechos de pesca que tenían en el fondo del cofre de babor formados con hilos de nylon del 50 que estaban enrollados en plegadores hechos con planchas de corcho con el perfil de las alas de una mariposa.
La línea madre terminaba con unas plomadas piramidales de al menos 300 gramos engrilletadas a brazoladas de medio metro construidas con nylon del 40  que  finalizaban en dos anzuelos del 4  que los escondieron en una generosa carnada de calamar.
A Botalón le gustaba pescar así, a mano y a fondo, con la línea sujeta con los dedos; el  índice curvado por encima del que pasaba el sedal para así mejor apreciar la picada y el  pulgar enhiesto como la señal del OK.
Pasaba el tiempo y como las predicciones del dipsómano no se cumplían ataron las líneas en el guardamancebo y  bajaron a la mesa de cartas.
- Maestro , ¿hay algún truco para acercarse lo más posible, por ejemplo con
este barco ,a la costa sin utilizar el GPS o el radar?
- ¿Un truco dices? No ;  habrá ,en cualquier caso, varios.
- ¿Es difícil?
- Creo que no. Sólo hay que tener sentido común.
- Por favor, dime cuáles son esos trucos.
- Bueno , te has empeñado en llamarlos trucos pero yo los llamaría mejor consejos.
 

 Foto 17 01 

Para acercarte a la costa siempre se han utilizado las enfilaciones .  Sabes, por un ejemplo que conoces, que la entrada a la ría de Punta Umbría varía cada verano pues las corrientes y los temporales mueven los bancales de arena.
Los pescadores se orientan por una de las muchas chimeneas de la refinería que están situadas, convenientemente, todo hay que decirlo, por detrás de la boya amarilla de recalada que señala el estrecho canal de entrada. Dirige la proa hacia esta coincidencia y ya está.
Si los puntos se desalinean, los corriges cayendo a estribor si la chimenea se traslada a la izquierda, y a babor si lo hace hacia la derecha.
Pero eso sí; que te digan cual es la  chimenea que toca este año porque si no, te veo pinchado en un bajo.
 

 Foto 17 02 

- Pero eso es para los tractoristas, replicó Trinquete, porque en un velero el viento no permite mantenerse en ese rumbo tan exacto que dices.
- Recurres entonces a una  enfilación de seguridad y marcas qué costado
de la enfilación está libre de peligros y navegas voltejeando en ese lado bueno hasta terminar en la enfilación pura.
- ¿Y cuando sales?  ,añadió Trinquete que quería poner alguna chinita en las explicaciones, tendrás que mirar todo el tiempo para atrás.  Y si se te va el barco sería dificilísimo volver enfilar de nuevo mirando por la popa. ¡Qué dolor de cuello!
- ¿Y para qué tienes la aguja?  La miras cuando consigas la primera enfilación
y te fijas en el rumbo de aguja y ya está ; sólo tienes que seguirlo y ya te olvidas de las enfilaciones.
 

 Foto 17 03 

- Pero ¿y si no tienes dos puntos que enfilar? , insistió.
- Puedes utilizar un solo punto y estableces una demora de seguridad con el compás de marcaciones. Te vas a la carta y mediante el transportador mides el valor en grados de la recta que libra los peligros. Ten cuidado porque esta recta es una demora opuesta pues la has medido desde el punto que te va a servir de referencia  por lo que  tendrás que sumarle 180 grados, además de las otras correcciones pertinentes. Esta es la  famosa  navegación defensiva de los antiguos navegantes.
 

 Foto 17 04 

- Si , eso está muy bien, contestó Trinquete invariablemente hostigando, pero ¿cómo sabes efectivamente a qué distancia de la costa navegas?
- Fácil ; anotas la lectura de la corredera o la hora del reloj , que ya estoy viendo ,Trinquete, que con tus pegas también me vas a quitar la corredera.
Cuando el punto de la costa que se quiere usar está a 45 grados de la proa, que esto comprueba fácilmente con el compás, navegas a rumbo constante – siempre a la misma velocidad si utilizas el reloj - y espera a tener la marca por el través. En ese momento comprueba en la corredera las millas recorridas y ¡ya lo tienes!
La distancia recorrida y la distancia a la que se pasa respecto al objeto de la costa son idénticas.- ¿Sí? , pregunto asombrado Trinquete.
- Como te digo.
 

 Foto 17 05 

- Y lo del reloj, ¿Cómo resuelves lo del reloj?
- Tan sencillo como multiplicar los minutos apuntados por la velocidad estimada en nudos y dividirlos por 60.- ¿Y esta operación  que te da?
- La distancia en millas de la costa.
- ¡Uauuu! Lo que se puede hacer con un simple reloj.
- Trinquete, considera el reloj como un instrumento de navegación más. A seis nudos una milla son diez minutos, A tres nudos veinte minutos. Sabiendo las distancias con una simple regla de tres y tu simple reloj de muñeca sabrás el tiempo que falta para preocuparte de una maniobra.- Lo normal
- Pues no, aunque debería ser, y te lo digo porque veo a muchos patrones aferrados al timón tan pendientes de si han alcanzado el lugar, cuando todavía falta muchísimo tiempo, que cuando llegan allí de verdad ya están derrotados por la fatiga.
En la mar se tienen tiempos diferentes que en la tierra y un barco afortunadamente, no es un coche.
Por otra parte si queremos aproximarnos a la costa  necesitamos medir la profundidad de agua bajo el casco y si no tenemos sonda ni el preceptivo encandallo de plomo, que te veo venir, con un objeto pesado como una piedra…
- ¡Ejemm! – interrumpió Trinquete con una media sonrisa - ¿Cómo vas a tener una piedra a bordo tío? Nadie la tiene.
- No seas pesado, contestó Botalón suavemente disimulando su enojo por las contínuas interrupciones , pon si acaso, la manivela del winche amarrado a un cabito donde mediante nudos se han marcado los metros.
Para usarlo basta situarse en una amura lanzándolo hacia adelante soltando el cordel. Cuando el barco, que debe navegar despacio, pasa por encima se templa  y se recoge  contando las marcas que quedaron sumergidas.
 

 Foto 17 06 

- Pero, tío  te has pasado en antigüedad. ¿Quién no tiene hoy en día una sonda electrónica en su barco con lo baratas que cuestan?
- No es tenerlas; es calibrarlas. Cuando compras la sonda y la instalas ¿Cómo sabes si está bien calibrada y está midiendo el fondo real? Y la otra cuestión  ¿Qué referencia le pones, la superficie del mar o la parte más profunda del casco? Contéstame tú. ¿Qué harías?
- Supongo que ya viene de fábrica perfectamente tasadas y yo pondría la referencia del agua que queda bajo la quilla.
- Te sorprenderías de los errores de medición que algunas sondas pueden marcar. Para comprobar un aparato  se utiliza el método del escandallo que antes te expliqué. Un buen día  fondeas en un lugar de poco fondo y lo compruebas. Nunca está de más.
En la siguiente pregunta yo no pondría, como dices, la referencia del agua bajo quilla sino la profundidad real.
- ¿ Y por qué?  Es mejor saber el valor de reserva que tenemos antes de meternos en apuros.
- Mira esta carta Trinquete, dijo Botalón acercándole la carta marina 411 A del Instituto Hidrográfico de la Marina y señalando con el dedo la sondaleza de la Punta del Gato. ¿Ves esa marca de 2 metros? Ya sabes que es la bajamar escorada de ese punto.
- ¿Escorada?
- Escorada significa que es la altura mínima teórica en el caso de la mayor marea o sea la más baja posible. Bien, pues si navegas por esa zona será más fácil aclararse con una sonda de 2 metros que con una de 0,37 por debajo de la quilla.
Y ya que estamos hablando de mareas  ya sabes que aquí son importantes. Debes de tener el libro de mareas para saber el horario de pleamar y bajamar y luego el agregar el coeficiente.
Échale un vistazo al anuario que ahí te lo explica todo.
Trinquete sopesó el rústico tocho que tenía débilmente impresa en su portada la vieja carta de la barra de Sancti-Petri, lo abrió y añadió con un resoplido
- Me parece que esto es muy complicado.
 

 Foto 17 07 

- Por lo menos anda con precaución cuando está la marea baja.
Trinquete se encogió de hombros.
Vamos, no me seas negativo y simplemente piensa. Si embarrancas durante la vaciante te puede costar doce horas de espera pero si lo haces en marea entrante el agua te librará en poco tiempo.
- Pues yo me pondría en la proa a vigilar el fondo dando instrucciones al timón.
- No es mala idea. Así es como se adentraban los barcos españoles descubriendo los lugares que parecían más imposibles a la navegación.
 

 Foto 17 08 

- ¡La pesca! gritó Trinquete mientras se precipitaba por la escala para subir a la bañera.
Tardaron un rato en subir los aparejos porque enrollaron la tanza en el plegador y cuando izaron los terminales vieron los anzuelos limpios y relucientes.
- Estas corvinas, si es que las hay, son muy listas, dijo Trinquete con un mohín de disgusto.
- No, que va. Nosotros que somos unos charlatanes.
- Por lo menos nos llevamos de vuelta los calamares de la carnada murmuró el joven volviendo el rostro al vivero.